Decía una abuela mía
de sabiduría innata,
que nadie se bautizaba
si padrinos no tenía;
y lo decía con sorna,
que es lo mismo que ironía.
A fe que a mi buena abuela
la razón no le faltaba,
que así nació el enchufe
del protegido de marras;
donde a base de amiguismo,
el andoba se instalaba.
A llovido, por supuesto,
que mi abuela ya descansa;
pero el dedo sigue activo
señalando a ese baranda
que, además de apoltronarse,
nos deja a todos sin blanca.
La corrupción en España
es obvio que sienta cátedra.
Hay mangantes de alta alcurnia
y también de pobre casta;
que los golfos andan sueltos,
por donde quiera que vayas.
Francisco Barbachano