Una de las consecuencias del temporal de viento de la semana pasada en La Garriga, fue la caída de un ciprés más que centenario situado delante de la Iglesia de La Doma. El árbol, al ser derribado, dejó al descubierto diversos restos humanos. En un primer momento se especuló con la posibilidad de que se hubiera localizado una fosa común de la época de la Guerra Civil de la que no se tenía constancia documental. También se habló de que pudiera ser una fosa colectiva más antigua o bien un osario vinculado al cementerio parroquial.
El Ayuntamiento de La Garriga se propuso resolver el enigma rápidamente y contrató un equipo de arqueólogos por la vía de urgencia que se pusieron a trabajar el pasado lunes, día 15, con los restos. Y al final, tras lo exámenes, resulta que ninguna de las hipótesis era la buena. La realidad es que los restos humanos estaban allí porque habían sido utilizados por unos albañiles del siglo XIX…como material de relleno.
Según ha informado el Ayuntamiento, el equipo arqueológico ha determinado que “todo el material arqueológico que ha aparecido tiene una cronología aproximada de entre 1750 y 1850” y que todos los restos humanos se encuentran en un nivel “de unos 80 cm de espesor, donde la tierra aparece mezclada con huesos y otros materiales”. “Probablemente –apuntan- en el momento en que se arregló esta plazoleta, hacia el 1850 a 60, cuando se trasladó el cementerio del centro del pueblo a la Doma, para nivelar el terreno se removió y colocó tierra, con el material que había (huesos, restos cerámicos y otros objetos), y después se plantó encima el ciprés que ahora ha caído”.
El estudio también ha puesto al descubierto que bajo el estrato documentado parece que puede haber de tumbas anteriores al siglo XVIII. Los arqueólogos colocarán ahora una capa de geotextil para marcar el punto hasta el que ha llegado la intervención, y rellenarán el hueco con los huesos y la misma tierra extraída durante el estudio de los restos.