Diábolodiabolo

El militante de CDC es un auténtico chollo. Es el cliente ideal con el que sueña cualquier vendedor de enciclopedias, seguros o crecepelo. Se lo cree todo. Especialmente si el que se lo cuenta es el President o uno que pasaba por ahí y que dice que va de su parte. Ha bastado que Pilar Rahola interpretara la “costellada” con urnas que ahora preparan para el 9 de noviembre,  como una “astucia” del President Mas “para descolocar al Estado”para que todos los militantes se hayan lanzado a aplaudir la última ocurrencia del Molt Honorable. Tiene un mérito extraordinario eso de “vender” como una “jugada maestra” lo que supone sin duda alguna un paso atrás en la celebración de una consulta sobre el futuro político de Catalunya. Claro que ya están acostumbrados. Primero les prometieron un referéndum vinculante, luego otro no vinculante, más tarde pasamos a la consulta no vinculante y acabamos con un simulacro de votación sin censo y sin garantías de ninguna clase. Una fiesta pensada para satisfacer a los amiguetes del Sí-Sí y que ni siquiera tendrá valor demoscópico.  Una “costellada” para los de ICV y una “butifarrada” para los de Ciutadans. Y ellos, los militantes de CDC, tragándoselo que les digan que es “bou” cuando todo el mundo aprecia “bestia grossa”. Allí, firmes, sin pestañear, sin emitir ni siquiera una queja, riéndole la última gracia al jefe. Se merecen un monumento. El monumento al incauto.

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