Foto: Xavier Solanas

REDACCIÓN

La hasta ahora portavoz del PP y teniente de alcalde del Ayuntamiento de Cardedeu, Ingrid Ruiz, ha abandonado su cargo por diferencias con el equipo de Gobierno que integran CiU, el propio grupo popular y la candidatura independiente GpC. Ruiz, que también se hacía cargo de las carteras de Comercio y Turismo, presentó su dimisión durante el pleno celebrado la semana pasada, haciéndose efectiva su renuncia el pasado lunes por la mañana en un pleno extraordinario. Su puesto lo ocupa desde entonces el número tres del PP, Roman Dalmau. Ruiz mantendrá a partir de ahora su afiliación al partido, aunque se desvincula de la política municipal.

“Han habido en el seno del Gobierno municipal varias decisiones con las que no he estado de acuerdo, más a nivel de gestión que a nivel político”, argumentaba Ruiz en declaraciones a Revista del Vallès. Entre dichas decisiones se encuentran “el modelo de gestión de la Fiesta Mayor, que este año ha estado muy politizada por entidades detrás de las cuales había grupos de la oposición”. Ruiz propuso que la totalidad de la fiesta se gestionara directamente desde el Ayuntamiento, pero “CiU se negó, y éste fue para mí un punto de inflexión”. Por su parte la alcaldesa, Calamanda Vila (CiU), valoraba la marcha de Ruiz como una “pérdida”, aunque insiste en que ésta “debería haber tenido más cintura política”. No obstante, remarca que Ruiz “supo poner fin a sus funciones de manera correcta, y este final la honra”.

Al margen de la renuncia de Ruiz, el pleno del pasado jueves estuvo marcado desde el inicio por la polémica. Tan pronto empezó, un grupo de representantes del colectivo de jóvenes que meses atrás ocupaba el Casino de Cardedeu irrumpió con pancartas en la Sala de les Columnes. El objetivo era protestar contra el proceso judicial al que se enfrenta una de sus integrantes y leer un manifiesto aprovechando la retransmisión en directo del pleno por parte de Televisió Cardedeu. La alcaldesa, junto con diversos regidores del Gobierno, intentaron sin éxito frenar la acción reivindicativa, optando finalmente por celebrar el pleno a puerta cerrada, cosa que desató numerosas quejas desde la oposición.

“No me gusta celebrar un pleno a puerta cerrada y lamento haberlo tenido que hacer así”, insistía Vila en declaraciones a esta revista. “Cuando cierta gente no muestra respeto hacia las instituciones, éstas deben defenderse”, añadía, “además hay mucha gente que tiene procesos judiciales pendientes y no por ello sabotean un pleno”. La alcaldesa tachó de “antidemocrática” la irrupción de los manifestantes en la sesión.

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