
Paco Monja
¿Cómo se encuentra?
Ahora perfectamente, como cualquier persona que goza de buena salud. Después del parénteis de la baja de un año, trabajo desde hace cuatro, justo después de sufrir todo el proceso del cáncer. A mí, me detectaron un cáncer de mama triple negativo con mucha mortandad y que acostumbra a ser muy reincidente. El cuadro que me anunciaron era demoledor.
Seguro que se acuerda de la fecha del anuncio.
Era el 17 de septiembre de 2007. Fui a una revisión normal y me encontraron un bultito muy pequeño en el pecho que no parecía relevante… Hecha la ecografía y mamografía correspondientes me dijeron que tenía cáncer y que era grave. Por suerte iba acompañada de mi marido. ¡Nunca hubiera pensado que una cosa así me podría ocurrir a mí, puesto que yo me encontraba bien.
(…)
Me puse a llorar y pasé unos días durísimos. Me operé en el Hospital General de Granollers. Hasta la fecha de la intervención estaba como en una nube y lo veía todo desde la incredulidad. Primero las cosas no salieron bien… Necesitaba ayuda y fue así como llegué a Oncovallès.
¿Qué encontró en Oncovallès?
Toda la ayuda que necesitaba. Gracias al taller de Arteterapia encontré una válvula de escape a mi situación y me dio por pintar. Pintaba cielos, la tierra… vaya, los elementos de la vida.
¿Cómo eran aquellos cielos?
Tenían mucho colorido. Yo tenía dentro obscuridad, pero plasmaba positividad. No fue un proceso fácil. Yo no puedo decir, como he leído, que la enfermedad del cáncer es lo mejor que me ha pasado. A mí la enfermedad del cáncer me ha dado la oportunidad de descubrir que era más fuerte de lo que yo pensaba. Yo nunca hubiera pensado que resistiría un proceso así, que ha acabado con la extirpación de una parte del pecho.
¿Cómo se lleva eso a nivel familiar?
Para mí la familia ha sido fundamental. Luchaba siendo consciente que lo había de hacer por mi marido, que ha estado siempre a mi lado, y por mis hijos. Ellos me han dado las fuerzas que necesitaba. No me daba la gana dejarlos. No quería de ninguna de las maneras.
El proceso…
Fueron seis meses que resultaron largos y duros: 18 sesiones de quimioterapia, 30 de radioterapia… Perdí muchos kilos, se me cayó el pelo… Pero encontré buenos apoyos, como el de los amigos y compañeros de trabajo del Hotel Augusta Vallès que hicieron una colecta y me compraron… no una, sino tres pelucas, ya que eran conecedores que era y soy bastante presumida. Le hice frente con todas mis fuerzas.
Volvió pronto al trabajo.
Lo antes que pude. Quería hacer una vida normal y alejarme de la enfermedad. A mi manera, quería engañar al cáncer y decirle que no me quedaría quieta, llorando en casa, no, al contrario. Eso lo tuve claro desde el primer momento.
Cuando le dijeron que estaba curada…
Esta es una percepción personal que he tenido en cuenta desde el primer momento. Yo siempre he creído y pensado en cada momento que estaba curada. Es una cosa que te repites cada minuto, cada segundo: estás curada, todo ha de ir bien… Han pasado ya cinco años…
¿Qué les diría a las mujeres que pasan por ese trance?
Que sean fuertes y que adelante, que no desfallezcan. Seguramente pasarán momentos muy duros, pero se pueden curar. Cada día somos muchas más las mujeres que superamos esta enfermedad.
Gracia Trujillo Camacho (Puertollano, Ciudad Real, 2-5-1963). Trabaja como camarera en el sector de la hostelería. Este viernes, con motivo de la celebración del Dia del cáncer de mama, colaborará en las diversas actividades que ha organizado Oncovallès Fundació d’Ajuda Oncològica. Lo hará, un año más, después de haber pasado por la experiencia de sufrir un cáncer de mama, detectado en Granollers, municipio donde vive, el otoño del año 2007: “Me dijeron que tenía un cáncer de estadio III, grado III, con metástesis de ganglios linfáticos, que se había de intervenir rápidamente ya que era grave…”. A partir de esa comunicación recuerda que su vida dio un giro importante y que centró todos sus esfuerzos en la lucha contra la enfermedad contando “con la ayuda de mi marido e hijos; familia; entidades como Oncovallès donde encontré un apoyo importantísimo a diversos niveles; amigos y compañeros de trabajo como los que tengo en el Hotel Augusta, que cuando se enteraron de que se me caía el cabello y sabedores de mi coquetería, hicicieron una colecta general y me regalaron no una, sino tres pelucas”. Conecedora de las dificultades, anima a las mujeres que pasen por un trance como el suyo “a ser valientes para llegar a la curación total”. Gracia, amante de la Costa Brava, está casada con Alfredo Hidalgo, con quien tiene tres hijos: Luis de 22 años, Irene de 19 y Jordi de 17.