Foto: Xavier Solanas

JORDI ABAYÀ

En el CEIP Joan Camps de Bellavista un niño de once años tiene desde la semana pasada, una clase y un maestro para el solo. Es un niño conflictivo y se ha decidido aislarlo de los demás para evitar problemas. Procede de otro centro del mismo municipio de Les Franqueses, el Joan Sanpera, de donde fue expulsado. No es, comentan los padres, el único centro que ha pisado en los últimos años, sino que lleva ya una larga lista. Cuentan los padres de Bellavista que entre los motivos por los que arrastra expulsión tras expulsión está el haber agredido a una monitora y otros problemas graves de conducta.

El caso es que los padres del CEIP Joan Camps no quieren que el recién llegado esté en el centro y el lunes organizaron una protesta en las puertas del centro, así como una suspensión de las clases a lo largo de todo el día. “No queremos al niño en el colegio. No es un niño para un colegio normal, sino que debería ser trasladado a un centro especial”, comenta una portavoz de los padres. El lunes por la tarde, representantes de la comunidad educativa del centro se reunieron con el alcalde de Les Franqueses, Francesc Colomé y el inspector de zona para abordar la cuestión. El alcalde se comprometió a hablar con el Departament d´Ensenyament para tratar este conflicto y encontrar una solución. La reunión estaba prevista que tuviera lugar ayer jueves y los padres están pendientes de la respuesta que se les dé desde la Generalitat. En función de la solución que se les dé se plantearán otras movilizaciones. Mientras esto sucede, un niño de once años sigue solo en clase.

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