JORDI ABAYÀLuis J. S.

tiene cáncer de recto. El próximo día 16 tiene cita para someterse a una intervención quirúrgica y ya se han programado las sesiones de quimioterapia. Este vecino de Granollers, de 66 años de edad, sin embargo se niega a someterse a las radiaciones mientras el juzgado número tres no resuelva un proceso en el que está envuelto desde el año pasado. El pasado día 21 de febrero le envió un escrito al juez en que se lo decía alto y claro: “Me niego a ser tratado y no acudiré a las sesiones de quimioterapia mientras no tenga una resolución del procedimiento judicial número 1572/2011, llegando hasta las últimas consecuencias”. El titular del juzgado aún no le ha respondido.

Luis J. S. vive actualmente como realquilado en una habitación en Granollers. Pese a haber trabajado toda su vida – lo sigue haciendo a tiempo parcial y cobra una pensión de jubilación para el resto – actualmente sus únicas posesiones son su ropa y una perrita llamada Layka. Sus pertenencias – muebles, electrodomésticos…- están almacenadas en una vivienda de la carretera de Caldes, en Canovelles, a la que hace alusión el procedimiento judicial que lo obsesiona y que quiere ver concluir lo antes posible.

Cuenta que en noviembre de 2010  alquiló la mencionada vivienda, pagando 700 euros – 350 de fianza y 350 por un mes de adelanto-  y  que al querer empadronarse en el lugar, al advertir de que no disponía de contador ni de agua ni de electricidad, se dio cuenta de que se había metido en un “apartamento ilegal”. No pasó nada hasta que el 6 de enero de 2011 le cortaron la luz al edificio. La propietaria de la finca, D. R. S, le confirmó que era por impago. La cuestión provocó un enfrentamiento y la casera optó por echarle a la calle el día 12 de ese mismo mes. Luis J. se negó a marcharse de inmediato – quería tiempo para encontrar otra vivienda – y la casera optó, ese mismo día, por cambiar las cerraduras. Al no poder entrar en el apartamento, Luis llamó a la policía local de Canovelles. La policía no pudo localizar a la propietaria de la finca, pero tramitó la denuncia.

No fue hasta el día 14 que, acompañado por los Mossos, pudo entrar en el apartamento para llevarse algunos enseres personales, “todo el apartamento estaba destrozado”, relata sobre aquella visita en que se le dejó tan sólo llevarse lo básico. También pudo rescatar a su perrita que había quedado encerrada, sin comer ni beber, y tenía heridas al final del lomo. Uno de los dos periquitos de su propiedad había desaparecido.

El juzgado número uno de Granollers tramitó una denuncia contra la propietaria del apartamento ilegal de la carretera de Caldes. La mujer alegó que Luis era su compañero sentimental, que rompieron la relación, y que había cambiado las cerraduras por temor. En la sentencia  inmediata la jueza Amaya Olivas no daba credibilidad a la versión de la mujer y la condenaba por una falta de coacciones a una pena de multa de 20 días a razón de 3 euros diarios.

Luis, sin embargo, siguió sin recuperar todos su enseres. El 28 de marzo de 2011, presentó por ello una denuncia contra D. R. S. por “fraude y engaño en el alquiler del apartamento”, “maltrato a los animales”, “hurto de utensilios, ropa y electrodomésticos”, “ daños morales, económicos, sentimentales y familiares” y pedía la protección de la policía para recuperar todos sus bienes. Posteriormente, con fecha 26 de julio, presentó otra denuncia en parecidos términos.

 

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