mariano¿Un antisistema nace o se hace? Se hace, es imposible nacer fuera del sistema. Los antisistema son muy libres de proclamarse antisistema si con ello son más felices y no sienten remordimiento ni angustia vital  cuando el propio sistema les proporciona los medios de vida necesarios para desenvolverse por el sistema Un antisistema por mucho que le duela está dentro del sistema y a éste no conseguirá cambiarlo ni destruirlo porque es mucho más fuerte.

Lo estrambótico es que militantes del sistema, aunque estén sufriendo mutaciones desviacionistas,  confíen en los antisistema y se sometan a ellos,  son dos mentalidades divergentes, antagónicas, sin embargo, los separatistas no dudaron en doblegarse al apoyo de los antisistema porque en realidad ellos también son antisistema y tuvieron la  esperanza de que conseguirían integrarlos en su antisistema unidireccional, pero, no lo han logrado y les están creando muchos problemas y conduciéndoles a un ridículo bochornoso que sólo cesará cuando rompan el forzado acuerdo alcanzado, aunque la persona más afectada ya nunca recuperará el predicamento del que disfrutó antes de dejarse arrastrar por etéreas promesas de fidelidad. Lo suyo fue un sacrificio inútil del que se supone hace tiempo que se ha arrepentido.

Los dos millones de separatistas catalanes, cifra avalada el pasado 27 de mayo en Madrid por el señor Puigdemont,  van de dilema en dilema, su camino es un vía crucis. El primero más sonado fue la decepción que les causó el ex molt honorable señor Pujol. El segundo tuvo lugar cuando en el 27-S JxSí no obtuvo mayoría absoluta. El tercero se produjo con el paso lateral del ex molt honorable señor Mas. Muchos separatistas no entienden todavía como un político con experiencia pudo tener tan poca visión y dar ese paso lateral en vez de convocar elecciones, lo cual hubiese sido lo más adecuado, elegante y conveniente.

El señor Puigdemont dijo en Madrid que el 27-S “dos millones de catalanes pidieron darse de baja de España”,  lo cual significa que 5.516.254 catalanes, es decir, un 73,4% no lo han hecho, desean seguir siendo españoles. El 26,6% es un  porcentaje demasiado exiguo y desolador para que un president de la Generalitat se muestre tan alejado de la realidad social y sustente su discurso independentista en él. Está claro que los separatistas viven en otro mundo.

El otro día el señor Llach estuvo en Granollers y pidió soporte al proceso alegando “que si se había llegado hasta aquí, ¿hasta dónde no se podría llegar?” Ninguno de los más de 200 asistentes al acto (según los organizadores) le sugirió al señor Llach que explicara hasta dónde se había llegado porque cada vez son menos los que ven que se haya llegado a algún sitio, pero, los más de 200  creen que si se ha llegado. Lo positivo es que los asistentes eran poco más de 200. Una nimiedad si se compara con los que hubiesen podido haber asistido y no asistieron.

M. Riera