diaboloCatalunya debe ser el único lugar del mundo donde se elaboran hojas de ruta para perderse. Y además a porrillo. Al menos, en relación a la cuestión de la independencia. Los profesionales del sector del transporte, afortunadamente, siguen teniendo muy claro cuál es la distancia más corta entre dos puntos. Digo afortunadamente, porque si no lo tuvieran claro no sólo nos comeríamos los yogures caducados, sino que las baldas de los comercios estarían invadidas de telarañas. Y el país estaría en permanente colapso viario a causa de los miles de camiones que andarían por ahí dando vueltas y más vueltas sin sentido.

Cada día doy gracias al altísimo porque a  Artur Mas, Oriol Junqueras y todos los demás fabricantes de hojas de ruta, no les diera por dedicarse al noble oficio del transporte de mercancías por carretera.

Luego, claro está, le recrimino que les diera vocación política. ¿No podrían haberse dedicado a alguna actividad igualmente apasionante, pero más inofensiva y productiva para la sociedad como la cría del caracol?

En fin, los caminos del Señor son inescrutables. Igual que las Hojas de Ruta de los líderes del Procés.

Ya hay tantas y con tantos calendarios distintos que muy pronto algunos de los escribidores oficiales del Procés – yo propongo a mi querida Pilar Rahola- tendrá que sacar un libro que se titulará algo así como: “Guia para no perderse entre las Hojas de Ruta” o “Hoja de ruta para interpretar las hojas de ruta”. Podrían hacer una versión normal – de unas 1.714 páginas-  con tapa dura para vender en Sant Jordi y otra abreviada para que la ANC pueda sacarse unos eurillos en la Diada.

La directora de cine cabecera de la Ceba, Isona Passola deberá rodar un nuevo documental con las opiniones de docenas de expertos en la cábala, la lectura de los posos del café, la interpretación de las runas y algún astrólogo – propongo a Aramis Fuster- en los que se desentrañarían las claves y salidas de las diferentes hojas de ruta. Podría titularse: “L’endemà de l’endemà és avui”.

También, ya que el Procés es “radicalmente democrático”, para desenmarañar la cosa, al final deberá convocarse una consulta entre los ciudadanos sobre cuál  es su hoja de ruta preferida. Con las diez más populares bastará, porque sino habrá  que ensanchar la boca de las urnas para poder meter las quilométricas papeletas…

Lo bueno que tiene todo este lío es que el que con él no acabe perdiendo definitivamente el norte, igual acabará recuperando el seny.

Diábolo

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