Mollet, 11 de marzo de 2013

“La curiosidad mató al gato” es una frase hecha que no es fruto del azar. Estos animales suelen tropezar más de una ocasión con la misma piedra, y no es de extrañar que caigan varias veces desde el mismo balcón o que se queden agazapados bajo un coche muertos de miedo al no saber encontrar el camino de regreso a su hogar. Jordi Cor, un informático molletense, se ha propuesto ayudar a todas estas mascotas. Para ello ha diseñado un innovador programa informático que permite a los propietarios de animales domésticos extraviados localizarlos rápidamente a través de un sistema de geolocalizador.

El proyecto empezó hace dos años lejos de los animales, con los coches. La hermana de este molletense visitaba a su madre de manera habitual, y a menudo encontrar aparcamiento en el centro de la localidad se convertía en una ardua tarea. En ocasiones la mujer recurría a ocupar un vado permanente de forma temporal, una infracción que llevó a Cor a pensar en la posibilidad de diseñar un mecanismo de aviso automático. Finalmente el molletense ideó una curiosa pegatina que incorporaba un código QR, una especie de código de barras cuadriculado con información enriquecida. La pegatina se enganchaba en el coche, y si a algún vecino le molestaba tan sólo tenía que leer el código con un smartphone, y automáticamente se alertaba vía correo electrónico al propietario del vehículo.

La idea no tardó en evolucionar hacia aplicaciones que podían facilitar el día a día a los ciudadanos. Localizar a una mascota fue una de las primeras posibilidades que Cor consideró que aportarían un mayor beneficio a la sociedad: “Mi madre tiene una gatita que cada mañana se va por las terrazas de los vecinos y regresa por la noche, pero durante el día no sabemos dónde anda”, señala Cor. Ante el peligro que un día no vuelva, el molletense se planteó la posibilidad de instalar uno de sus códigos en la chapa del collar de la mascota, llamada Shasha: “Si se pierde, todo aquel que lea la chapa con un teléfono de última generación podrá conocer su nombre, el de su propietario y aspectos complementarios, como el teléfono de contacto, el correo electrónico y hasta el veterinario de referencia”, explica el informático. El programa también da la opción al dueño del animal de activar una casilla en caso de que esté extraviado o de si existe una recompensa por su retorno.

Además de esta información, que es la que le llega a la persona que localiza a la mascota, cuando alguien lee la chapa con un Smatphone la aplicación también alerta al dueño: “El programa detecta la posición GPS y envía un correo electrónico al propietario  con el nombre de la calle donde se ha encontrado al animal y un enlace que se puede abrir con el programa Google Maps”, apunta Cor.

Aún así, no es necesario que el dueño disponga de un teléfono de última tecnología: “Sobre todo hay mucha gente mayor que no dispone de teléfonos con conexión a internet, en estos casos lo que se envía es un menaje de texto (SMS) con todos los datos para dar con el animal”, explica.

Las primeras chapas se empezaron a comercializar a mediados del mes pasado. El precio de estos originales dispositivos es de entre 25 y 27 euros, dependiendo del modelo, y con dos formatos, uno en forma de hueso, pensado sobre todo para canes, y otro redondo. El color de la chapa también puede variar entre rosado, azul o con purpurina, de acuerdo con el gusto de cada uno de los propietarios y el sexo del animal.

 

Aplicaciones en el sector médico

 

La introducción del código QR en los collares de perros y gatos es tan sólo el paso intermedio para llegar al objetivo inicial que Cor se planteó y que pasa por identificar a personas susceptibles de poderse perder, como niños y ancianos con algún tipo de problema senil. “Se trata de un producto que queremos comercializar bajo el nombre de iSanitario, pero por un tema de protección de datos y de información de carácter personal estamos tardando más tiempo en implantarlo, queremos ir con mucha cautela y respeto”, señala Cor.

El principal peligro reside en la posibilidad que, sobre todo en el caso de los menores de edad, alguien pueda acceder a sus datos personales y utilizarlos con fines ilegales. A pesar de ello, la aplicación permitiría poder identificar tanto a niños como a gente mayor de manera rápida y sencilla, algo muy efectivo sobre todo en el caso de ancianos que sufren algun tipo de enfermedad degenerativa.

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